Una escena en una peluquería, unas mechas y la excusa inicial de acercar la figura de su abuelo escritor, Eduardo Marquina, al lector actual, desde una dimensión humana y intelectual reflejada en sus diarios y correspondencia, son el punto de partida de esta novela. Recorremos así la intrahistoria de personajes que modelaron el panorama político y cultural de España a través de la mirada de Marquina. Las lecturas de su nieta que es también el personaje narrador en la novela, se entremezclan, de manera muy amena , seleccionando fragmentos, mechas, de esos diarios y cartas para configurar, en contraste paradójico, su análisis de la circunstancia actual, todo ello desde el realismo aunque con unas notas de trufado humor. De ella Paco Umbral ha dicho: La literatura no es ajena a su caso, pues ha elegido la literatura para conjurarlo / conjugarlo. El conflicto existencial que nos cuenta no tiene solución en la vida, sino en el texto. Lo textual es su desenlace natural, puesto que ella es escritora. Hacer literatura, para ella, no será en lo sucesivo hacer ganchillo, sino resolver sus problemas reales en otra realidad: la literaria. Para ello se escribe.