El libro tiene el pálpito de ser la memoria viva de una etapa musical brillantísima, en la que Pepita fue protagonista indiscutible de una privilegiada formación que le permitió proyectarse en su enorme y dilatada carrera artística en vertientes múltiples de compositora, musicóloga, concertista de piano y pedagoga. Entre Pepita la protagonista del libro y Teresina la autora su hija y alumna más brillante, hay un entretejido artístico y humano excepcional. En todo el libro queda patente la extraordinaria vocación y valía de dos mujeres excepcionales, que con gran talento, trabajo titánico y humildad franciscana, forman ya parte, por derecho propio, de la historia de la música contemporánea.