Un acercamiento a la desobediencia civil y artística desde la memoria de Abel Azcona. El posicionamiento ante la persecución como excusa para entender y compendiar pensamientos e ideas en torno a la insubordinación de un creador y pensador polémico e inclasificable. “Así que renunciar a este devenir es abandonar la posibilidad de lo que me sostiene en la vida, desde el vientre desobedecí al no extinguirme en las deletéreas rutinas maternas, como infante a la violencia del entorno, siendo joven a mi propio impulso de muerte”.
Abel Azcona. Pamplona, 1988. Un artista nacido en el ámbito de la prostitución y la drogadicción. Abandonado al nacer y criado en un marco de pobreza, abuso y maltrato. Adoptado y abandonado de nuevo en la juventud. Creador de decenas de obras, tras muchas de las cuales ha sido detenido, apresado, multado o sentado delante de un tribunal. Un artista que no cree en los límites legales o morales a la hora de crear, denunciar o posicionarse políticamente a través del arte. Ha sido objeto de denuncias y querellas por parte de instituciones y organizaciones de extrema derecha, religiosas y fundamentalistas. A la edad de treinta años, doce de sus obras han sido censuradas, denunciadas o juzgadas en tribunal. Durante cinco años se ha enfrentado a procesos judiciales por sus obras